lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Por qué habría de asustarnos un sombrero?


Cuando tenía seis años vi una lámina magnífica en un libro sobre el Bosque Virgen. Representaba una serpiente boa tragándose una fiera. Debajo decía:
“Las serpientes boas tragan sus presas enteras, sin masticarlas. Luego no pueden moverse y duermen durante los seis meses de digestión”.
Me impresionaron tanto las aventuras de la selva que logré trazar con un lápiz de color mi primer dibujo. Era así, como el dibujo que hay en la página anterior.
Les mostré mi obra maestra a las personas grandes, preguntándoles si mi dibujo asustaba.
Me contestaron:
-¿Por qué habría de asustarnos un sombrero?
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa en el acto de digerir un elefante.
Las personas grandes me aconsejaron que dejara un lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas y que me interesara un poco más en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática.
Así fue como, a la edad de seis años, abandoné una magnífica carrera de pintor. Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es cansador para los niños tener que dales siempre y siempre explicaciones.
Debí, pues, elegir otro oficio y aprendí a pilotear aviones. Volé un poco por todo el mundo. Es cierto que la geografía me sirvió de mucho.
Tuve así, en el curso de mi vida, muchísimas vinculaciones con muchísima gente seria. Viví mucho con personas grandes. Las he visto muy de cerca. No he mejorado excesivamente mi opinión.


Ilustración inspirada en el primer capítulo de el Principito.

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